Las heridas crónicas son un problema en el ámbito de la salud, muchas veces invisible y subestimado lo que ha frenado hasta fechas recientes el progreso de su conocimiento. Como problema de salud tiene graves repercusiones a diferentes niveles, tanto para los pacientes como para el entorno de cuidados o los sistemas de salud, donde provoca un elevado gasto.
Se han definido las heridas crónicas como la lesión de la piel con una escasa o nula tendencia a la cicatrización, mientras se mantenga la causa que la produce. Las heridas crónicas no evolucionan adecuadamente en el tiempo esperado por lo que también son denominadas heridas de evolución tórpida y/o refractaria a los tratamientos habituales.
Existe una la idea, de que las heridas crónicas son algo inherente a la edad o a determinados procesos patológicos o a está ligada a los procesos del fin de la vida y que por tanto son “inevitables o problemas menores”, pero esta falacia debe ser desterrada porque se pueden evitar con medidas preventivas y con el uso de material correcto y adecuado.